jueves, 24 de febrero de 2011

¿Derechos de autor?

En estos días -semanas, meses- de revuelo a cuenta de la “Ley Sinde” y su aprobación definitiva el pasado miércoles, parece que algunas cosas pueden sacarse en claro: que es dudosa la imparcialidad de la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, por conflicto de intereses privados; que la "industria cultural" y el Gobierno viajan en el mismo tren y que Estados Unidos presionó al Gobierno para que regulase las descargas de contenidos. También parece claro que en el proceso no se han tenido en cuenta las demandas de las asociaciones de internautas -bastante coherentes por cierto- a pesar de lo cual no han cejado en sus andares: quizás haya quienes pretenden hacernos creer que compartir es un delito o que no hay otras opciones posibles.

Pero más allá de todo esto, lo cierto es que si se le echa un ojo al diccionario o se lee algo más en cualquier enciclopedia, es fácil descubrir que la cultura es inherente al ser humano y trasciende cualquier manifestación concreta para abarcar toda la existencia de personas y grupos: "es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres...".

Y precisamente por eso me parece una estafa aquello de la "industria cultural": porque la cultura no se "construye" en ninguna "fábrica" y porque nadie puede enarbolar la bandera de la cultura como algo propio, de propiedad privada; más bien parece un palabro inventado para "engordar" la importancia de algunos productos y personas, ahora convertidos en algo "trascendetal" porque son "cultura". Abracadabra.

Claro que si este engaño tiene una finalidad clara, la de poner "el mejor precio" a un determinado producto -papel mojado o plástico grabado, por ejemplo-; tampoco puede obviarse la segunda trampa: que el precio de dichos productos no suele corresponderse con su valor real. Porque es evidente que un trozo de plástico no vale lo que cuesta un disco y que pocas personas cobran más de una vez por una misma hora de trabajo. ¿O conoceis, por ejemplo entre la artesanía, a alguien que cobre dos veces por el mismo producto? Porque quienes crean "cultura" -y han conseguido entrar en los circuitos comerciales- sí lo hacen.

Desde luego que, como a cualquiera, habría que garantizar una vida digna a quienes se dedican a la creación "inmaterial" -que no puede tocarse con las manos pero sí disfrutarse por el resto de los sentidos-, pero ¿significa eso que tenemos la obligación de seguir permitiendo sus privilegios? De lo que no hay duda es de que seguirán luchando con uñas y dientes para mantenerlos.

1 comentario:

feministo dijo...

por lo visto es sólo durante los primeros 70 años. Lo que yo me pregunto es ¿qué hacemos que no defendemos la legalidad de compartir obras anteriores a 1941?

Otra idea que se me pasa por la cabeza es que la peña deberíamos mandarle pasta pequeña (calderilla por así decirlo) directamente a l@s creador@s de las obras que nos gusten, un euro o así por peli, canción, libro o lo que sea. E incluso a modo de afrenta mandarle un céntimo a quienes crearon obras que no nos gusten.

La tecnología de mandar pasta es lo que falla, me parece. El paypal ese creo que va con tarjeta de crédito. ¿Cómo apoyar a esa creación cultural de base? Quizás localmente, creo que necesitan más de espacios que de pastuqui. Abrir casas okupas, invadir los aparcamientos subterráneos y reciclarlos para locales de ensayo ...

(besote!!!)