viernes, 17 de diciembre de 2010

El mundo que se nos viene

Esta semana me he propuesto celebrar el ecuador de mi vida: treinta y cinco años. Claro que para quienes lo festejan conmigo y me llaman "pájaro de mal agüero" parece que setenta no es suficiente; cosa que entiendo, porque nos hemos acostumbrado a la ancianidad, a convivir en no pocas ocasiones con abuelos y abuelas en "buena forma" y con una vida "digna" hasta los ochenta e incluso los noventa.

Que conste que si vivo más y en buenas condiciones, serán años bienvenidos; sin embargo, estoy convencido de que la vida que nos espera no va a ser tan fácil como la que nos hemos acostumbrado a vivir: la proyección del mundo que conocemos está tocando a su fin y en un futuro más cercano de lo que imaginamos tendremos que aprender a sortear adversidades que ahora nos son desconocidas.

Y es que esta crisis en la que estamos inmersas ni es exclusivamente financiera ni tiene una solución sencilla, ya que en el fondo hay una razón subyacente: desde 2005 la producción de petróleo no ha aumentado y dentro de cinco años, en 2015, empezará a descender. ¿Y qué significa esto? Pues que el encarecimiento del petróleo redundará en una disminución de la producción industrial y por tanto del empleo, lo que vendrá acompañado de una subida de precios generalizada debida al incremento de los costes de producción y distribución. Y no hay ni una sola fuente energética capaz de dar respuesta a nuestro consumo actual: a lo sumo, el uranio duraría apenas una década.

Por otro lado, la situación económica que vivimos es la expresión de una cultura que ha promovido el "todos contra todos" primando el beneficio privado sobre el bienestar general de la población humana y cuyo resultado es un constante enriquecimiento de sectores cada vez más reducidos a pesar del empeoramiento global de la calidad de vida y la deconstrucción del ideario democrático: precarización del empleo, privatización de servicios públicos y pérdida de la capacidad impositiva y de redistribución de los estados. Algo que ya hoy podemos ver.

A ello hay que sumar la disminución de la masa arbórea del planeta y también de la capa de ozono, el aumento global de la temperatura previsto para los próximos años y el de la contaminación; factores que en conjunto están provocando la pérdida del equilibrio de la vida en la Tierra, el incremento de múltiples enfermedades y la disminución de la habitabilidad de muchas zonas del planeta, que se verán expuestas a la desertización, a una climatología adversa y/o a una subida paulatina del nivel del mar.

Como consecuencia de todo esto, en unos diez años habrá un aumento de la concentración de la población en las zonas con climas más benignos; un índice de desempleo muy alto en la industria, en los servicios públicos que ya se habrán privatizado (sanidad, universidad y educación sobre todo) y en el sector servicios; altos índices de inseguridad y conflictividad social derivados de las dificultades de acceso a los recursos básicos; un medio ambiente altamente contaminado y una mayor incidencia de todo tipo de enfermedades "aderezado" con la dificultad de acceso a los servicios sanitarios. Por fin, para proteger los intereses de quienes sigan ostentando sus privilegios, viviremos amenazados por una fuerte militarización.

Pero no penséis que por escribir estas líneas soy un hombre pesimista, que si lo soy es sólo por tener cada vez menos esperanzas en toda esa gente que vive engañada por un "estado de bienestar" cada vez más efímero, que no es capaz de ver lo que está pasando a nuestro alrededor con un poco de perspectiva y comprometerse con una realidad diferente. Porque propuestas transformadoras hay, pero personas dispuestas a implicarse en ellas o a crear otras...

7 comentarios:

Morgancito dijo...

Ayyyyy Moi, siempre quejándote...Y no es que te falten razones, pero tampoco debes mirar la botella de esa manera...Mira, de todo esto que nos está pasando, lo que más me preocupa es que finalmente Kröeber tuviera razón, y esa cultura que hemos creado de entre nosotros, haya cobrado vida propia y no seamos capaces de transformarla hacia nuestros intereses. Yo creo que algún día saldrá el Sol y nos tranquilizaremos. No hace mucho trasladé de urgencia al hospital a un señor con unos pocos más años que tú,y por tranquilizarlo un poco rompí el hielo preguntándole: ¿Fulanito, Vd. en qué trabaja? Y me dice: "soy científico"....jajaja, me río por la cara que se me puso. ¿Científico, y dónde trabaja Vd? "Soy científico del Csic, y trabajo en una empresa pública en la Isla de la Cartuja, y estoy estudiando la futura pila de hidrógeno...". No me diga, ¿Está Vd. preparando el combustible de los coches de mis nietos? "Pues sí, eso hago". ¿Y cómo va la cosa, lo veremos nosotros? "Pues es muy posible, sólo nos falta el diseño del trasvase, que a fecha de hoy es algo peligroso mover el hidrógeno, pero una vez se resuelva, podremos utilizarlo"...
Como ves Moi, hay lucecitas en el camino, alguna de ellas va a ser la buena. Por lo de los servicios públicos no te preocupes, aunque los privaticen siempre habrá una puerta abierta en algún sitio, es la némesis de Illich. En un porcentaje altísimo, actualmente son una cruel forma de dominación al uso, sobre todo la sanidad: te hacen creer que tienes un problema, y luego se ofrecen como los mesías capaces de solucionártelo todo, incluso son capaces de vacunarte de la gripe A, aunque no te haga falta...Un abrazo, y felices fiestas si no te veo.
Morgancito

Anónimo dijo...

Moi ,hijo,que pesimista estas hecho , que negrura en tu (nuestro)futuro. Espero que los jovenes y no tan jovenes,ya sabes el ecuador tuyo y de otros muchos, sepan hacer la lucha para que nuestro Mario y los que empiezan a abrir sus ojos, vean la vida de mil colores.Espero que a partir del lunes veas las cosas un poco mas claras . Pilarra madre

Anónimo dijo...

Con la que nos cae y yo trayendo hijos al mundo...
Víctor

Mr.Moon dijo...

Mi abuela, que acaba de cumplir cien años, dice que el secreto de su longevidad es haber comido carne de grulla cuando era joven. Que es la mejor carne que existe; nada de ibérico ni retinta.

Anónimo dijo...

..dicen por ahí que un pesimista no es más que un optimista bien informado.... aunque en una sociedad donde la ceguera nos rodea y la locura orienta nuestros pasos , saltar de un tren en marcha en el que las comodidades que abundan cada vez están peor repartidas para abortar un sistema por la fuerza de nuestra esclusiva ausencia sin convencer al 95 % del resto de la población de este planeta que hace tirar de la locomotora .... es algo tentadoramente fácil de imaginar .... habrá "día después" , muchos quizás , y para ese momento convendría tener una hoja de ruta bien clara para no peder la poca razón que nos mantiene al pie del cañón , observando el precipicio.

Nacho Rosendo dijo...

Pero...primo, que negativo te has vuelto. Los argumentos que dices, estan muy bien planteados....Pero deberias no ser tan "Pájaro de mal agüero". Efectivamente, hay mucha miseria, pero nunca en la historia se ha creado tanta riqueza como ahora..Y lo del que el petroleo se acaba, lo llevan diciendo desde los años 70...alternativas, al petroleo. Seguro que existen, las veremos cuando les interesen. Felicidades

Imanol Oballe dijo...

JOOORRR!!
Moi, otro mundo no solo es posible. Otro mundo, otras personas ya existen. En todas partes, hay pequeños corpúsculos que hacen de cada día un día diferente de lo que la mayoría haría.
El mundo ya ha cambiado y está cambiando. Podríamos discutir de la velocidad necesaria en ese cambio, para que la debacle que anuncias no se produzca o tenga un impacto leve.
Claro, la otra respuesta que se me ocurre es aquello que decían LE´s LUTHIERS "a este mundo lo que le hace falta es un abuena guerra!!!" jó con la solución...