domingo, 13 de febrero de 2011

El precio de la libertad, según G. Bush

Hace unos días el diario "Público" nos contaba que Amnistía Internacional reclama el procesamiento de Bush por su responsabilidad en torturas y otros delitos recogidos en la legislación internacional, basándose fundamentalmente en su expreso reconocimiento público de que había autorizado técnicas de asfixia en interrogatorios.

Noticia que no pude dejar de relacionar con la serie que estoy terminando de ver, "24", en la que un tipo llamado Jack Bauer, ahora agente oficial, ahora justiciero clandestino, lucha contra toda suerte de terroristas que amenazan con inminentes ataques en territorio estadounidense.

La serie no es moco de pavo, ya que tras un ritmo asombrosomente trepidante y adictivo del que dan fe la mayoría de las "críticas" en FilmAffinity, se esconde un posicionamiento político nada ingenuo. Y digo esto no sólo por lo que se evidencia capítulo tras capítulo, sino porque se ha puesto sobre el tapete que "24" es la respuesta de News Corporation y Rupert Murdoch, propietarios de una impresionante cadena de medios de comunicacion, a la petición de ayuda que hizo George Bush a los líderes de la industria cinematográfica y televisiva de Hollywood tras el 11-S.

En ese contexto, la serie defiende dos ideas fundamentales: la primera, que existe un espacio más allá de la ley en el que un buen gobierno, aún a hurtadillas, debe estar dispuesto a desenvolverse y en el que la tortura y el asesinato "de Estado" son el precio que la ciudadanía tiene que pagar para mantener su libertad -eufemismo de seguridad, claro-; por otro lado, la serie promueve la xenofobia mientras cierne la sospecha de terrorismo sobre cualquier persona, familia o grupo, especialmente si son de procedencia árabe, latina, asiática, de la Europa del Este o del África Subsahariana.

Además, temporada tras temporada, "24" subraya los riesgos de una presidencia débil frente a las bondades de un gobierno fuerte capaz de controlar los intereses y la avidez de poder de ejércitos privados, empresas de seguridad, armamentísticas y petroleras, lideradas por lo general por personajes tan oscuros como "necesarios" para la tan ansiada libertad-segura.

Tampoco pasan desaparcibidos los intentos por deslegitimar a las organizaciones civiles dibujando sutiles lazos entre el terrorismo y los movimientos ecologistas y pacifistas -y de éstos con el alcohol, las drogas, la lujuria y la homosexualidad-, destacando el esmero con que describe el riesgo que supone la actividad de Amnistía Internacional -"Amnistía Global" en la serie- para la seguridad del país.

Visto lo visto, es fácil concluir que "24" pretende justificar y legitimar una política antiterrorista, la de la anterior administración estadounidense, basada en la anomia, el miedo y la desarticulación social; y, despertando una paranoica manía persecutoria, convencer a la ciudadanía de su conveniencia y necesidad. Pero claro, afirmar esto nos lleva a otra conclusión evidente: George W. Bush es, sin lugar a dudas, un terrorista de estado.

Para acabar y en referencia a Rupert Murdoch y su imperio, habría que destacar cómo los medios de comunicacion de masas siguen sirviendo a los intereses más déspotas de sinvergüenzas y delicuentes, sin dejar de advertir que además de a Bush, también dio apoyo político a Tony Blair y tiene entre sus consejeros a Jose María Aznar... ¿Sería él quién le hizo la foto al "Trío de las Azores"?

3 comentarios:

feministo dijo...

¿quién te habrá puesto el "aburrido"?

:P

Anónimo dijo...

Escrita emocionante aqui, visões deste modo dão valor a quem quer que analisar nesta página .....
Realiza muito mais deste sítio, a todos os teus visitantes.

Laura dijo...

Muy interesante e inquientante...