jueves, 1 de septiembre de 2011

Razones (personales) para la apostasía

La influencia del catolicismo en nuestras vidas es innegable en cuanto que nuestra cultura está impregnada de su ideario. En mi caso, ésta ha sido más directa si cabe, a través de la Orden Franciscana y la Congregación de los Sagrados Corazones en mi infancia y adolescencia, y de alguna rama de Acción Católica y las Comunidades Cristianas Populares más tarde.

En esos andares fui conociendo -entre otras muchas cosas, no todas virtuosas- valores como la humildad y la sencillez, y experiencias como la oración y la vida comunitaria; además, empecé a vincularme a procesos de transformación social. Pero también en ese camino fui perdiendo mi fe. Lo que al principio era sólo una intuición, más tarde se convirtió en convicción: no existe un ser sobrenatural con personalidad propia, capaz de pensar, sentir y actuar en y sobre el mundo. Dios no existe.

De la misma manera, también puedo decir que soy parte -lo concibo y lo siento así- de una realidad que me trasciende y que, en conjunción con todo lo que conforma el universo, adquiere una entidad que va más allá del propio cosmos: el todo es más que la suma de las partes.

Eso sí, esa “entidad” no la adquiere el universo por sí mismo, no se trata de una especie de “espíritu propio”, sino más bien de un artificio humano: una propiedad, un sentido que le damos al percibirlo; la manera en que nuestra mente dota de significado a la realidad en la que se circunscribe; el valor simbólico con que nuestra especie lo desborda todo en su mirada consciente.

A modo de ejemplo, uno ya característico, podríamos citar nuestro propio cuerpo, que no es sólo el conjunto de tejidos, órganos, sistemas y aparatos que lo componen, sino que a través de ellos, se convierte en un organismo con entidad propia. Pero eso sucede de igual manera con cada ser vivo y con cada ser inerte: un águila, un champiñón, un olivo, una piedra o una manta; todos tienen entidad propia. Lo que en realidad da significado al mundo físico no es su existencia, es nuestra capacidad de asignarle un valor determinado: si no pudiéramos pensar, todo existiría, pero nada sería conocido ni tendría sentido. Somos la consciencia del universo.

En resumen, si tuviera que definirme de alguna manera, podría decirme “ateo autotrascendido”: no creo en un dios sobrenatural, pero me siento parte de una entidad que me trasciende; entidad que, por otro lado, sólo se conoce a sí misma a través de nuestro pensamiento.

En coherencia con mi razonamiento y haciendo uso de mi derecho a la libertad de conciencia, he decidido comenzar los trámites para mi renuncia a la fe cristiana. Con ello pretendo además cuestionar a la iglesia católica, su papel en el mundo actual y la posición que pretende y se le permite ocupar.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos grandes desde este estío veraniego que toca a su fin ..... y metiendome hasta las corvas donde me han invitado .... creo que mejor o peor a tod@s nos resulta bien evidente , antes o después en nuestra interacción diaría con el mundo "Real" que nos rodea , que una de las mayores lacras para el universo para nosotros conocido , es el antropocentrismo que cultivamos como dogma de fé en nuestra existencia contidiana . Una de sus primeras derivaciones , la existencia de Religiones más o menos elaboradas para explicar lo "desconocido" desde una perspectiva totalmente irracional e ilógica , no es óbice para quedarse con todas aquellos aspectos positivos que de común y libre acuerdo percibamos en ellas.

Un abrazo, Quique.

Anónimo dijo...

eso es taoísmo no ateísmo, el ateísmo no puede ser trascendido ni por uno mismo ni por otros, no existe posibilidad de trascendencia. Según tu escrito creo que eres taoísta, si quieres añadirle apellidos, pues taoísta anticatólico, pero taoísta. te mando un saludo camarada, y sigue pensando y buscando así seguiremos estando vivo.

eider dijo...

Moi... me encanta... pero hay algo que no me cuadra... demasiado complicado para intentar explicarlo en un comentario. A ver si estamos, amigo! un besote!

..... dijo...

Me ha gustado Moi, bastante coherente el discurso. Pero, por llevarte un poco la contraria y así entretenernos unos minutos, no dejo de reconocer la utilidad que puede conllevar creer en ese otro ser todopoderoso, cuando uno es un "ningúnpoderoso", y así aliviarnos en algo el sufrimiento de haber nacido en el lado oscuro del mundo. Y no siendo yo, ni mucho menos, un defensor del catolicismo, no es mentir si asumimos que son cientos de miles las personas que, en base a esa creencia, ayudan a otros tantos millones, con todo lo discutible que pudiera ser la ayuda leída en términos de intervenciinismo occidentaloide. Y reconocida labor encarnada en "Cáritas España" recibió su "premio" Príncipe de Asturias de la Concordia en el año 1999 por "su ejemplar labor en la promoción de la solidaridad, en una dimensión a un tiempo local y universal mediante una lucha tenaz contra la injusticia y la pobreza, que eleva la conciencia moral de la sociedad". Otro problema diferente es que el premio le luzca a Benedicto o a Rouco. Un abrazo.

Probando dijo...

Puede ser, Anónimo, que intelectualmente me sienta más cerca del taoismo que del catolicismo; pero en realidad, cuando digo que esa trascendencia es una construcción simbólica -un "subterfugio" de nuestra mente-, estoy negando toda posibilidad real de existencia trascendental, ¿no crees?

Por otro lado, Anónimo 2, yo no cuestionaría la credibilidad del premio a Cáritas sólo por a quien le luzca, sino también por quien lo da. Sobre la "obra social" de la iglesia quiero escribir algo más. Ya caerá.

Anónimo dijo...

Sencillamente y sin que te lo tomes como un insulto, porque no es mi intención ofenderte pero mi sensación tras leer el escrito es que hacía tiempo que no escuchaba tonterías tan grandes.

Probando dijo...

¡Hombre o mujer!

Opiniones sin razonar no parecen más que rebuznar, que diría mi abuela. Te invito a explicarte e identificarte, que así darías mejor fe de tu buena voluntad.

Anónimo dijo...

NO ES MÁS FÁCIL DE SUSTENTAR LA POSTURA ECLÉCTICA DEL AGNOSTICISMO? PORQUE EN ESTAS COSAS LA VERDAD ES QUE LA CIENCIA COMO QUE NO CUADRA, NO? ESO SÍ, SI ME DAN A ELEGIR ENTRE CREER O NO: ATEO. SERÁ QUE NO TENGO TANTA IMAGINACIÓN O POSITIVISMO COMO LOS CREYENTES?

ÁNGEL TOMÁS GÓMEZ LUY

Roblinbae dijo...

Yo después de muchas trabas conseguí apostatar, o por lo menos eso dice el papel que tengo firmado por el notario de la curia del arzobispado de Sevilla. Yo lo hice más que nada para ser más coherente con mi forma de pensar y actuar.
Contra las religiones no tengo nada en particular, pero con lo que respecta a las instituciones eclesiásticas... ¡cuanto daño han hecho en la salud sexual de las personas!

Un saludo

Anónimo dijo...

Mi querido Moi, como siempre tus reflexiones son muy reveladoras y sugerentes para mi, aunque pueda o no tener afinidad con las ideas que expones. Gracias por ser tan generoso y compartirlas abiertamente con nosotros. Creo que tu sabes que yo sí soy creyente, aunque no profese con muchos de los postulados de la Iglesia católica. Para mi la fe en la palabra y en la figura de Jesús, trasciende de cualquier institución, es una creencia basada en un sentimiento profundo que toma forma y fuerza a través del tiempo. Yo soy parte de las personas católicas que seguimos creyendo que la iglesia somos todos y dentro de la misma las diferencias enriquecen. Esther