martes, 13 de diciembre de 2011

Perro flaco: al castigo por el cotilleo.

Habría que empezar diciendo que un castigo no es lo mismo que una pena, porque ésta pretende sancionar a quien ha roto de alguna manera la "paz social", impidiendo que persista en su actitud; el castigo en cambio es una herramienta del proceso de socialización, una fórmula para conseguir que el comportamiento de un individuo se ajuste a las costumbres y normas de una colectividad.

Y la principal forma de castigo en la mayoría de las culturas es la opionión pública, que funciona cuando existen las relaciones entre iguales y se incide repetidamente en un comportamiento "censurable". El ejemplo más claro puede ser cuánto importa la opinión del vecindario en cualquier pueblo pequeño. En sistemas sociales más complejos, como el de los estados-nación, la pérdida de las relaciones personales, el anonimato, puede traducirse en una apuesta por la pena, dada la dificultad o la imposibilidad del castigo como estrategia.

Aunque no puede olvidarse que los medios de masas sustituyen esas relaciones cercanas, intentando crear y/o modificar opiniones públicas, siempre en favor de quienes tienen su control. Ni tampoco puede obviarse el miedo, que no es más que un recurso fácil para el control social, pero no una estrategia efectiva de crecimiento personal o colectivo...

En otro ámbito, si lo que te preocupa es qué hacer con los niños y las niñas, recuerda que un castigo debe ser  inmediato, breve, proporcional, debe ser explicado (y entendido) y debe reforzar la conducta deseada.

Puedes escuchar la sección "Pon un antropólogo en tu vida" de "Perro Flaco" aquí. Para oír el programa completo sigue el enlace de la columna de la izquierda.

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