domingo, 23 de diciembre de 2012

Hace tanto y tan poco


una carcajada, el cariño en tus ojos, la ternura de tus manos
y alguna disculpa que se desvaneció en la desnudez de nuestra mirada
me acompañan del momento en que te fuiste, hace tanto y tan poco...

compartimos el difícil momento de tomar las riendas de nuestras vidas
por la Hoya de Málaga, el Pirineo, la Vega Baja y la Bahía de Cádiz
pedaleamos entre quienes éramos y quienes queríamos ser y seguir siendo:
cuidar, crear, debatir, leer, pensar, proponer, querer, ¡aprender!

cada mañana, cuando tu vida ya atardecía, quise devolverte un paisaje
una bocanada de aire fresco desesperada que te tornara al amanecer:
los andares de una cigüeñuela, una ola rompiendo en la orilla,
una brizna brotando entre el asfalto y la nieve, el olor de un buen cocido de pelotas...

pero fueron las lágrimas quienes te trajeron de vuelta una y otra vez
hasta que por fin pude encontrarte en nuestra chimenea
absorta en cualquier libro o hilvanando remiendos al mundo
espontánea, frágil, sabia, entimismada entre tus lejas
o airada ante quienes escriben con sangre ajena y humos

¡ay! ¡cómo sigues palpitándome! ¡cuánto aprendo todavía de ti!
me habría gustado tanto conocerte mujer madura... ¡te echo de menos!

1 comentario:

Fonso Gil dijo...

Enhorabuena por la calidad literaria y la simbología emocional.